por Joan España | Sep 17, 2019 | Relatos
El día llegaba a su fin y con el se empezaban a disipar las opciones de poder dar con alguno de suidos que teníamos controlados, una pira bastante numerosa donde algún ejemplar no criaba, las hozadas en la ladera de enfrente daban fe de que la zona estaba muy tomada, decidimos separarnos y así controlar más terreno, antes de que nos quedemos sin luz y así aprovechar el poco tiempo que nos queda.
Me coloco en una roca a modo de atalaya con vistas a un claro con algunos pinos y rocas, lugar el cual algunas veces los habíamos visto huir cuando barruntaban algo, mientras mi padre se quedara delante la ladera que los animales tenían tan tomada, preparo el bipode y meto un cargador en el arma, prismáticos en mano voy oteando el terreno, disfruto del atardecer en todo su esplendor, con esa luz tan mágica que va menguando por momentos, un par de ciervas salen al claro a pastar y aunque tenemos precintos para abatirlas, no las quiero tirar con el rifle, así se lo hago saber a mi padre por la emisora, me deleito con su tranquila presencia, absorto estaba con las pepas cuando un agudo gruñido en la lejanía rompe con el silencio del crepuscular instante, eso a sido un jabalí? me pregunto a mi mismo, intentando de ubicar el lugar del cual procede, busco y busco pero no soy capaz de dar con los animales, pasan los minutos, el silencio sigue reinando el la zona, sigo buscando, quizás a sido un zorro, pienso, al bajar los prismáticos de la cara otro gruñido vuelve a romper el silencio, este si inconfundible delata de la presencia de la piara por la zona pero no se donde, tengo que dar con ellos antes de quedarme sin luz, sigo buscando y buscando hasta que por fin los veo hozando pegados al bosque, mido la distancia 580 metros, con buena luz quizás arriesgaría a tirarles desde aquí, pero sin tener claro cual es el animal a abatir y con el aire de cara, decido recortarles distancia.
Le comunico al jefe que e visto a los jabalís y donde, que me voy a mover del lugar para hacerles una entrada, que este atento por si se me escaparan, me responde con un: OK, suerte hijo!
Empiezo a restar metros a la piara hasta colocarme a 150 metros de ellos, allí intentare de valorarlos mejor y fijar mi objetivo, los animales van comiendo y moviéndose constantemente, hay tres muy oscuras dos de un gran porte, seguidas por su prole 8 o 10 bermejos que van comiendo los bulbos y raíces que levantan las matriarcas al hozar, esa las desestimo, los animales siguen desplazándose poco a poco, mientras yo hago lo mismo, ahora puedo ver otra parte del grupo formado por cinco jabalís de unos 40 kg imagino que la cría del año anterior, uno de ellos me valdría pero se que en ese grupo faltan mas ejemplares, así que los voy siguiendo intentando de dar con ellos. El constante movimiento de los animales entre las sombras de los pinos y la poco luz que va quedando no ayudan con la tarea, pero prefiero asegurarme antes de apretar el gatillo, llevo mas de 30 minutos siguiéndoles a menos de 80 metros y llegado a ese punto tengo que espabilarme para encontrar uno de los jabalíes que no crían, puesto que en cualquier momento un leve cambio de aire o un ramita rota bajo mi pie puede dar al traste con el rececho. Entre las sombras veo tres ejemplares mas de un color mas cenizo, uno de ellos incluso ya casi sin luz destaca por su claro pelaje, son de un porte medio entre 60-70 kg, creo que esos son los que no llevan cría, los tengo a 60 metros escasos incluso puedo puedo oír como mascan y resoplan la tierra al hozar, no pierdo de vista al mas blanco, lentamente cerrojo el arma, intentando de hacer el menor ruido posible, bajo aumentos al visor a esa distancia con 5A me valdrá, pongo la torreta en la referencia de 100m, enciendo el punto rojo de mi retícula y meto al animal en el visor, que bien lo veo, pienso mientra que de pie y sin apoyo ninguno lo voy siguiendo con la cruz en el codillo, el animal se acerca a una par de bermejos, los aparta de un contundente golpe de jeta, emitiendo un seco gruñido el mismo que escuche en la lejanía antes de empezar el rececho, ahora si tengo claro cual es mi objetivo, acompaño su caminar, espero que se cruce, un poco mas, solo un poco mas, me aseguro de que haya ningún otro animal detrás y aprieto el gatillo.
Tras el fogonazo se produce la estampida de la piara, la detonación y el retroceso del arma no me dejan ver el impacto en el animal, pero un fuerte gruñido me confirman que lo e alcanzado, cerrojo de nuevo y con el lente busco el lugar donde estaba el jabalí , que yace en el suelo pataleando, mientras entre bufidos y gruñido la piara se va alejando del lugar. Me acerco al jabalí, allí confirmo que e escogido bien pues se trata de una cerda que este año no tenia cría, llamo a mi padre por la emisora para que me ayude a bajar el animal, ya de noche cerrada llega al lugar, un abrazo acompañado de un enhorabuena hijo!! y mientras empezamos a arrastras el animal hacia el coche le vamos comentando el lance y como este tipo de modalidad poco practicada para esta especie nos hace vivir momentos únicos e irrepetibles.
por Joan España | Jul 12, 2019 | Relatos
Sin perder tiempo me pongo en modo rececho, tengo el aire bastante bien , cojo las cámaras y el arco y dejo la mochila, así que mientras el animal sigue comiendo tranquilo a mas de 150 m, me arrastro por el verde prado hasta llegar a la bordura del lado opuesta del la parcela, allí me incorporo me sacudo lo hierbajos, coloco una flecha , no puedo ver el corzo pero confió que no se habrá movido, avanzo pegado a la bordura hasta poder llegar a una esquina donde tendré vista del lugar que esta pastando el pequeño cérvido, allí sigue, se ha rebajado unos metros pero sigue tranquilo, después del fallo con el anterior que me esquivo la flecha no me quiero precipitar y fastidiarla con este, mido 67 metros, es una distancia que tengo muy entrenada y me encuentro muy seguro para tirarle, pero como está tranquilo prefiero ganarle todos los metros que pueda y asegurarme el lance. Pegado a la bordura muy despacio voy ganándole metros , cada tres pasos levanto la mirada para comprobar que no se a movido, de repente levanta la cabeza, se me queda mirando fijamente, me quedo helado , bajo la mirada para que no pueda ver la única zona de mi rostro sin camuflar, agrupo mi cuerpo en un intento de hacerme pequeño y pasar desapercibido , lo tendré a unos 55 metros, con el aire de cara solo me queda confiar en mi camuflaje para que no me descubra, los segundos van pasando, el corzo no deja de mirarme, intento de serenarme, respirar todo lo despacio que puedo para evitar cualquier movimiento, de pronto como si nada el animal baja la cabeza y se pone a pastar de nuevo dándome la espalda , buuffff gracias camo Onca una vez más has hecho tu trabajo, perfecto, pienso retomando mi lento avance. Hay una piqueta de madera en una pequeña depresión a escasos 40 metros, esa será mi meta desde allí lo tendré a poco más de 30 metros y podre cubrirme para abrir y poder tirarle, sigo paso a paso pisando con mucho cuidado el seco suelo, los escarpines, que no los había utilizado hasta la fecha me están facilitando mucho las cosas, en ese momento me acuerdo de Rafa cuando en Teruel cazando monteses me decía : yo jamás salgo al monte sin mis escarpines, me funcionan de maravilla!! Qué razón tenía.
En pocos metros llegare a la piqueta, el animal sigue tranquilo, mordisqueando los brotes de hierba, uno poco mas, un poquito más y ya llego a mi referencia, a metro y medio de la piqueta el corzo levanta de nuevo la cabeza pero esta vez en sentido opuesto a mi posición, y se pone a ladrara, y ahora que???otro corzo pienso? Intento averiguar qué es lo que está poniendo en alerta a mi corzo, mientras este pega dos brincos y se planta en medio del prado, echando al traste en dos segundos, todos los metros que tanto me costó recorrer, cuando por el rabillo del ojo veo aparecer un enorme gato blanco y negro cazando pequeños roedores, el corzo a paso ligero y ladrando se adentra en el monte cerrada que tengo a mi derecha, montado una buena escandalera. No me lo puedo creer!!!! El lindo gatito me acaba de fastidiar todo el rececho a este peculiar macho, son las 9:50, con la tarde dando paso a lo noche y la serenata que a montado en su huida, poco mas tengo que hacer por aquí, así que con resignación y algo de frustración voy en busca de la mochila y al lugar donde me recogerá Cesar el compañero con el que cada año bajamos tras los duendes franceses.
Casi sin luz llego al punto donde inicie el rececho y deje la mochila, la recojo y en ella guardo las cámaras, me saco la mascara y guardo la flecha en el carcaj , me cuelgo el arco en el hombro y cabizbajo voy al punto donde quede con mi compañero para que me recogiera, pensando en su cara cuando le diga que un gato me hizo escapar el corzo, ja ja ja ja!! apunto estaba de salir del campo, cuando guiado por ese instinto, por esa naturaleza que tenemos los cazadores hecho un ultimo vistazo al cazadero, y como una aparición, en medio del campo un corzo, no puede ser !! lo miro bien con los prismáticos y es mi corzo el «tete bizar» allí esta plantado, en un campo contiguo al mio que esta recién cortado, suelto la mochila, pongo una flecha compruebo el aire, que no es muy favorable y amparado por la oscuridad le gano metros a un paso muy ligero, casi a la desesperada, el animal esta medio cubierto por una bala de hierba, me planto a 48 metros de la bala, mido al corzo medio cubierto 52 metros , me aseguro de nuevo que sea el mismo corzo, las dos varas blancas lo delatan, apenas tengo luz para ver bien la referencia en mi visor, la corrijo , enciendo la luz del pin , abro el arco intento de colima, espero que asome y aunque ya es de noche la silueta del anima destaca en el amarillento campo, le pongo el punto un poco bajo, pero dentro de la caja y le suelto la flecha, FOOBBB, CRAHS!!! al impacto el animal cae fulminado en el sitio!! Me arrodillo en el suelo, e intento asimilar todo lo sucedido en escasos segundos, en ello estaba cuando las luces de mi pick up, alumbran todo el campo, es Cesar que viene a mi encuentro. Me levanto y me acerco a al 4×4: que? como a ido? me pregunta, -si llegas un minuto antes no le tiro!!! no fastidies?? si,si le acabo de tirar, lo e dejado en el sitio !!Congrats!!! entre felicitaciones saco a Floc, le pongo al traílla y mientras nos acercamos al animal le voy explicando lo acontecido.
Al llegar al lugar del lance el perro muerde con ganas al corzo, que como bien sabia pose un trofeo peculiar, único, la flecha le impacto un poco alta partiendo le ambas escapulas y la base de la columna, fotos y mas fotos , le ponemos el precinto, cargo el corzo en la pick up y de camino a España.
Lances como estos son los que hacen que el veneno de la caza siga corriendo por mis venas, la incertidumbre, la sorpresa, el no saber nunca ni como, ni cuando vas a tener tu oportunidad con ese animal que ya dabas por perdido, pero que al final te da la oportunidad de jugarle un lance, esta es la magia de la caza.